El Pleno de Vitoria-Gasteiz de marzo ha marcado, sin duda, un punto de inflexión. Por un lado, ha quedado en evidencia el interés del PSE por desvincularse poco a poco del PNV. Por otro, ha quedado de manifiesto el empeño del PP por meterse en el barro con lo que sea a costa de lo que sea. Los ‘populares’ nos siguen demostrando día a día por qué era preciso quitarles la makila, aunque Gorka Urtaran esté muy lejos de cumplir las expectativas que pusimos en él.

Los dos asuntos más destacados del Pleno fueron Errekaleor y el servicio de limpieza. Respecto al primero, reclamamos a los partidos que pongan fin al debate bochornoso que siempre surge con este tema. El PP se dedica a meter miedo con la okupación y usa este proyecto como arma arrojadiza, exigiendo el derribo del barrio. Y lo peor es que el PNV hace tiempo que entró en el juego, sin saber siquiera qué es lo que piensa hacer.

Es curioso que quienes apuestan por echar abajo Errekaleor y destruir un proyecto de vida alternativo de referencia en Europa son los mismos que no buscan soluciones al problema de emancipación de la juventud. En el fondo, les da igual. Sólo buscan el enfrentamiento.

Por cosas como ésta la gente dejó de creer en la política y por cosas como ésta tenemos que seguir trabajando para ganarnos la confianza de la gente. En ese afán, presentamos también una moción para analizar económicamente la remunicipalización del servicio de limpieza. No salió adelante porque el PNV y el PP se aliaron para seguir regalando millones de euros a las grandes municipales, pero el PSE nos apoyó. Aplaudimos su coherencia, el paso para desvincularse de los nacionalistas en asuntos que marcan la diferencia entre un modelo de ciudad que protege a los poderosos y un modelo de ciudad que mira por el interés general y el bien común.